lunes, 20 de enero de 2020

Introducción

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La vigía del barco no puede decir mucho más. Lo suyo es sólo avisar. Dice lo que ve, y urge a todos a prepararse.

Hay quienes sólo ven negatividad: una profundización del neoliberalismo; un nuevo ataque colonial de Occidente, que repite cinco siglos más tarde su conquista de expolio extractivista minero - y cognitivo- ; una degradación todavía mayor de la raza humana, extraviada por la tecnología y el cientifismo. No cabe otra cosa que maldecir la oscuridad, resistir el embate, negarse al diálogo y la colaboración, echar la culpa siempre a la tecnología. Otros - jóvenes sobre todo - se deslumbran con esa tecnología, quedan simplemente absorbidos por sus redes sociales, sus fotos, sus listas de canciones... cautivos "dentro de la caja", sin memoria histórica y sin conciencia de su pueblo, apátridas y sin destino, carne de cañón para la construcción de un mundo nuevo viejo más desigual y con más parias de descarte que nunca.

Entre unos y otros, el vigía de esta Agenda urge a todos a tomar en serio esta revolución inédita en la historia del mundo. Quizá tampoco habíamos tenido nunca tanta información como ahora sobre la que se avecina... Nunca tampoco tuvimos tantas formas de comunicarnos, de organizarnos, de hacer potentes nuestros movimientos sociales, de unificar nuestra voz y de hacerla oir mundialmente...

Es la hora de la acción coordinada, del sentido crítico, de posibilidades tecnológicas inéditas a nuestro alcance, ¡como nunca antes. Siempre de alguna manera, la próxima batalla es la definitiva... y noi hay batalla más perdida que la que no se llega a entablar... No podemos faltar a esta cita, que bien pudiera sorprendernos con triunfos decisivos. Es una hora nueva, y nuestra fuerza está donde siempre estuvo, en la fuerza de la razón, libre ya de tener que enfrentarse a la razón de la fuerza.


Pedro Casaldáliga. José María Vigil.

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